
La entrada de hoy será especial (aunque tampoco oy qué bruto qué especial) por dos motivos: Primero, la publicaré con cierto desfase pues en cuanto termine de escribir la reseña del libro, voy a ver la película para poder añadir también mi impresión de ella en contraste con la novela. Y segundo, porque voy a ser exageradamente estructurada, tal y como me veo obligada a ser cada vez que estoy en un momento en el que escribir se me vuelve difícil (tal y como son los tiempos actuales). Por otro lado, hay algunas impresiones personales sobre "Carol" que todavía no puedo compartir con ustedes, pero el guardármelas no influirá en la calidad de la reseña – espero - y de todas formas pretendo compartir dichas impresiones con ustedes en el futuro cercano.
Dicho lo anterior, partamos.
Nota sobre spoilers: He decidido comenzar a utilizar la siguiente
técnica para los spoilers. Cada vez que venga uno, utilizaré “[spoiler] spoiler
[/spoiler]” pero escribiré el spoiler en color blanco. De esta forma no se
podrá leer a menos que seleccionen las palabras con el mouse, ennegreciendo el
fondo y leyendo las palabras blancas. Siento que mi explicación no se entendió
muy bien, así que adjunto una imagen de lo que intento decir con “seleccionar”
el texto. ¡Espero que esta medida sea de ayuda!
“The Price of Salt” o “Carol”, escrita por Patricia Highsmith y publicada
en 1952 bajo el pseudónimo de Claire Morgan, es una novela que trata sobre el
romance entre Therese, una joven aprendiz de diseño teatral, y Carol, una mujer
tradicional, casada – aunque en proceso de divorciarse - y con una hija. El
libro lidia también con las temáticas que se podrían esperar de un romance
lésbico bien desarrollado y realista, teniendo en especial consideración el
contexto histórico de la obra: las dificultades, el cuestionamiento, el dolor,
las injusticias que implica enfrentar el no ser heterosexual o el mantener una
relación homosexual.
Aunque Patricia Highsmith ya gozaba de cierta popularidad tras su primer
libro “Strangers on a train”, la publicación de “Carol” no estuvo exenta de
algunas dificultades. Por un lado, Highsmith decidió utilizar un pseudónimo; en
la edición del libro que poseo yo, la misma autora afirma que lo hizo porque no
quería ser catalogada como una “escritora de libros sobre lesbianismo”, sin
embargo, varios artículos que leí para informarme más respecto a la autora y la
obra, dicen que también lo habría hecho porque no quería que algunos
integrantes de su familia se enteraran de que había escrito sobre “semejantes
temáticas”. Por otro lado, por obvias pero reprochables razones, la editorial
“regular” de Patricia Highsmith se negó a publicar el libro, por lo que la
autora se vio obligada a recurrir a otra.
Considerando que el libro trata con temas que hasta el día de hoy, casi
setenta años después, siguen siendo tema,
el libro tuvo buena recepción desde un principio. No “qué bruto, qué estupenda
recepción” pero se vendió, se leyó y las personas no heterosexuales tuvieron la
oportunidad de verse, aunque fuera remotamente, reflejadas en una obra masiva
como lo es un libro. Lo más bonito es que “Carol” es uno de los primeros libros
sobre una relación homosexual que tiene un final feliz (incluso, creo que es el primer libro), en contraste con
obras escritas con anterioridad pero que siempre plasmaron a la no
heterosexualidad como inviable con la felicidad. Ojo que lo anterior no es un
spoiler porque es prácticamente parte de la carta de presentación masiva de
“Carol”: un libro sobre un romance lésbico con un final feliz.
En lo que respecta a mi visión de la obra, siento que es bastante peculiar.
Hay porciones del libro, componentes de él, fragmentos de su construcción que
no me gustaron en absoluto. Sin embargo, hay otros aspectos, particularmente un aspecto que me hace imposible decir
que el libro simplemente no me gustó. Es por lo mismo que deseo ahondar en
muchos elementos de la obra y para darles cierta estructura, los dividí en los
siguientes títulos (lamentablemtente estoy sufriendo problemas técnicos con la tabla de contenidos tipo wikipedia que utilicé en la reseña de "Orgullo y Prejuicio" pero estamos trabajando para usted):
1. La forma en que “Carol” está escrito
2. Los personajes: Therese y Carol
3. La relación entre Therese y Carol
3.1. Una aclaración
3.2. Therese como
perspectiva
4. Concluyendo
4.1. ¿Me gustó o no me
gustó el libro?
4.2. Mi parte favorita
5. Resumen
1. La forma en que “Carol” está
escrito.
Decidí que este fuera el primer tema a desarrollar porque fue lo primero
que me llamó la atención cuando empecé a leer el libro; la primera impresión
que me causó la narración de “Carol” fue tan rara, que investigué un poco en
internet con la esperanza de que alguien hubiese dicho algo al respecto pero no
encontré nada, por lo que agradeceré las apreciaciones de otras personas que
hayan leído el libro. En la edición que yo leí, en inglés, toda la primera parte de “Carol” se sentía como un sueño. Pero no
en la forma sublime y cliché de entender un sueño, sino que en la forma
literal; tal y como pasa en los sueños, mientras leía sentía constantemente que
todas las escenas que observaba en mi mente estaban tras una bruma, que algo
faltaba en las descripciones, que de una acción de pronto estaba leyendo otra y
que en un momento estábamos aquí, después de una coma estábamos allá y quedaba
al lector imaginar todo lo que había ocurrido en el intertanto.
Por un instante pensé que estaba leyendo con poco esmero, que no estaba
dedicándole al libro la atención y la meticulosidad que merecía, así que me
preparé un café (descafeinado porque la cafeína me produce taquicardia),
retrocedí varias páginas - unas 15 - y
las releí. Siempre me he considerado una lectora meticulosa, pero esta vez me
esforcé aún más en prestar atención a cada palabra, a cada línea, a cada
párrafo; sin embargo, la sensación permanecía. Después pensé que quizá el
estrés del trabajo y la falta de sueño me estaban haciendo experimentar de
forma “extraña” recursos literarios perfectamente comunes, hasta que llegué a
una página en la que sentí que se podía observar de forma ligeramente más clara
la técnica de “salto onírico” (acabo de bautizar así la técnica) que Highsmith
estaba utilizando en la primera parte de “Carol”. Solo ahí pude quedarme un
poco más tranquila sabiendo que no estaba imaginando tantas cosas.
Traducción: "Terry, eres un ángel" dijo la profunda voz de Richard y ella pensó en Carol diciendo lo mismo.
Lo observó tomar su vasito del suelo y colocarlo junto a la botella en el clóset. De pronto se sintió inmensamente superior a él, a todas las personas que estaban bajando las escaleras. Ella era más feliz que cualquiera de ellos. La felicidad era un poco como volar, pensó, como ser una cometa. Dependía de cuánto soltara cada uno el hilo -
"¿Bonita?" dijo Richard.
Therese se puso de pie. "¡Es una belleza!"
"La terminé anoche. Pensé que si había buen clima podriamos ir al parque y encumbrarla." Richard sonreía como un niño orgulloso de su trabajo. "Mira la parte de atrás."
Era una cometa rusa, rectangular y encorvada como un escudo, su esbelto marco con una muesca en forma de V y atado en las esquinas. En la parte delantera, Richard había pintado una catedral con domos arremolinados y un cielo rojo tras ella.
Cuando releo esa porción sabiendo que después del quiebre de párrafo se va
a hablar de una cometa la sensación es distinta, pero cuando leí esa parte por
primera vez me sentí en extremo confundida al pasar de la descripción de una
sensación a una pregunta que no tenía ni la más mínima idea de a qué se refería
hasta varias líneas después. Esta sensación fue recurrente mientras leía la
primera parte de “Carol”: la sensación de que la narración saltaba de un lugar
a otro y – tal y como mencioné un poco más arriba – dejaba huecos que quedaban
a la imaginación del lector, asistida parcialmente por el lugar en el que la
narración volvería a caer después de saltar.
Todavía no estoy segura de si habré sido yo a quién de pronto comenzó a
dejar de funcionarle algo en su “sistema de interpretación literaria” que este
tipo de narración me sobresaltó tanto, o el fenómeno que describo habrá sido
efectivo y la primera parte de “Carol” habrá sido narrada intencionalmente de
esa forma. Intenté buscar más ejemplos como el anterior en el libro, pero me
fue imposible. Siento que en el resto de los casos los quiebres eran más
sutiles y los saltos más ambiguos, he allí la sensación de observar “imágenes
tras una bruma”, pero sin más pruebas empíricas creo que mi testimonio no queda
en más que sensaciones y la posibilidad de que alguien se sintiera de la misma
forma que yo.
En lo que respecta a la segunda mitad del libro, si bien la narración de
Highsmith seguía sintiéndose ligeramente brumosa, se me hizo considerablemente
más clara y ya no me produjo más confusión al casi no dejar esos “huecos” o “espacios
vacíos” en la narración que tanto ruido me generaron al principio.
Considerando lo particular que se me hizo la lectura de la primera parte de
“Carol” y la desconfianza que me producen mis propias observaciones sobre la
forma que tuvo Patricia Higshmith para escribir esta obra, me cuesta emitir una
opinión sobre la narración del libro. Asumiendo que la sensación que me generó
la primera parte fue real y no una tuerca suelta en mi persona, me atrevería a
decir que la forma en que “Carol” está narrado es interesante, es distinta y
podría ser de potencial gusto para muchas personas. Pero a mí no me gustó, debo
decirlo, y fue un alivio llegar a la segunda parte dónde pude comenzar a
disfrutar de una narración un poco más clara o “nítida” (así es precisamente
como se sintió en mi mente).
2. Los personajes: Therese y Carol
En lo que respecta a la forma en que los personajes fueron desarrollados
siento que la palabra más descriptiva para este punto sería: suficiente. "Carol" no es un
libro que ocupe gran parte de sus palabras desarrollando a sus personajes en
extrema profundidad, no es un libro en el que lleguemos a las entrañas de sus
protagonistas y desde ahí podamos maravillarnos con la coherencia histórica de
sus actos, pero sí es un libro que entrega suficiente información tanto de
Therese como de Carol para conocerlas y, eventualmente, entenderlas.
Carol, eso sí, es un personaje un poco más hermético. Sabemos lo suficiente
de ella para que no sea una extraña, sabemos lo suficiente para que el libro
sea coherente, sabemos lo suficiente para que no falte nada; pero al contrario
de lo que ocurre con Therese siento que es poco lo que sabemos sobre sus
emociones, sus perspectivas, su pasado y sus añoranzas para el futuro. De todas
formas, sin poseer conocimiento en profundidad sobre la autora y mucho menos
sobre el desarrollo creativo de este libro, siento que esto fue hecho
intencionalmente. Que intencionalmente Carol tenía que ser más indescifrable,
más insondable, como en el fondo lo es cada persona cuando la conocemos; lo que
nos permite a la vez empatizar fácilmente con la ansiedad del amor que siente
Therese, quién - cabe destacar - es la perspectiva desde la cual se narra la
novela.
3. La relación entre Therese y Carol
3.1. Una aclaración
Antes de proceder a desarrollar la relación de las protagonistas, siento
que es mandatorio hacer una aclaración tajantísima que a la vez podría servir
para enmarcar el siguiente punto a desarrollar.
En la edición del libro que yo poseo, la contraportada utiliza conceptos como “obsesión sexual” y “epifanía erótica” para describir la relación que se da entre las protagonistas y utiliza sin reparo alguno el concepto de “acosar” (stalk) para referirse a las acciones que Therese realiza después de conocer a Carol. Estos conceptos me parecen gravísimos por dos motivos. Primero, porque son falsos. Y segundo, porque siento que manchan a un libro progresista y emotivo con prejuicios que la sociedad ha creado hacia las personas no heterosexuales.
Me explicaré porque no quiero que se genere ningún malentendido en esta
materia: el sexo no tiene nada de malo, tampoco el erotismo, pero considero que históricamente se ha hiper-sexualizado
a las personas no heterosexuales y se les ha despojado de su condición de seres
humanos emocionalmente sintientes. La sociedad, en un grotesco afán de volver a las personas
no heterosexuales inaceptables frente a una mojigatería cultural, se ha
concentrado más en destacar, exagerar y distorsionar (a niveles absurdos) lo que las personas
no heterosexuales hacen en la cama, en lugar de enfocarse en todo lo demás que
las vuelve personas con derechos. Por dar tan sólo un par de ejemplos de los
prejuicios que describo: a los gays se los ha tratado primordialmente de
promiscuos o sodomitas, a los bisexuales de infieles o indecisos, a las
lesbianas de “frígidas”, “insatisfechas” aunque “ligeramente más aceptables” al
ser erotizables para el hombre heterosexual y a los pansexuales de “personas
que se calientan con todo”.
Lo anterior, al igual que todo prejuicio, me parece inaceptable y siento
que las palabras que tiene la edición de mi libro en la contraportada (que es
también la edición que muchas personas habrán visto o verán a futuro en las
librerías) contribuyen a esa hiper-sexualización irreal de la no heterosexualidad.
Es por ello que necesitaba aclarar tajantemente que no: “Carol” no es una
historia de obsesión, tampoco es una historia de obsesión sexual, tampoco no es
una epifanía erótica y Therese está lejos de acosar a Carol. “Carol” es
primordialmente un libro de amor,
con todo lo que involucra amor entre dos personas, entiéndase sexo, crisis,
llanto, risas, confusión pero primordialmente esa sensación que viene desde las
entrañas y que es el síntoma más claro de estar enamorado de alguien.
3.2.
Therese como perspectiva
Dicho lo anterior y aclarados los conceptos dentro de los cuales la
relación entre Therese y Carol se desarrolla, ahora sí puedo proceder a
ahondar.
En primer lugar, titulé a esta sección “Therese como perspectiva” porque me
parece en extremo relevante el considerar que la perspectiva de esta novela,
los ojos de la historia, los sentimientos de este romance provienen de Therese:
una joven de 19 años en plena transición a la adultez y todo lo que dicha
información implica. El amor de Therese por Carol es ansioso, frenético,
apasionado, asustadizo, exultante, abandonado e incondicional, tal y como –
creo yo – se siente la primera vez que toda persona se enamora.
Lo anterior vuelve a la relación entre Therese y Carol altamente “relatable” (una de mis palabras
favoritas en inglés); lo que significa que, independiente de la homosexualidad
de la relación, cualquier persona que se haya enamorado alguna vez – sea el
género de esa persona el que sea - podría identificarse con el fervor de los
sentimientos que Therese alberga por Carol. Al menos así me pasó a mí y en cada
ademán ansioso de Therese, en cada pequeño temor, en cada ferviente deseo de
aprovechar cada oportunidad para estar con la persona amada, vi a la Cata
enamorada por primera vez a los 18 años (y quizá también un poco de la Cata
enamorada por segunda vez, a los 21).
La capacidad de identificarnos con el amor de Therese me parece una bella
facultad del libro además de una
excelente oportunidad para transmitir la universalidad del amor ya sea
entre hombres y mujeres, o simplemente entre
personas. Sin embargo, hubo dos aspectos de la relación entre Therese y
Carol que no me gustaron y que no me puedo quedar sin aludir: la relación entre
Therese y Carol me pareció vacía y
no lo suficientemente recíproca.
Varias veces me descubrí detestando un poco a Carol por ser tan poco
sensible y empática con el descubrimiento sexual que Therese estaba
experimentando ([spoiler] Carol ya había tenido una relación homosexual anteriormente [/spoiler]),
y por ser tan poco clara con sus sentimientos, generando daño colateral del
conflicto interno que vive durante el libro en Therese. A ratos sentía que
Carol era fría, demasiado imperativa y que se aprovechaba de la inexperiencia y
sensibilidad de Therese al igual que de los sentimientos que albergaba por
ella.
Me dejó insatisfecha, también, el no observar ningún grado de comunión
entre Therese y Carol más que el amor y pasión que sentía una por la otra (o
que, al menos, Therese sentía y Carol decía sentir). Durante toda la porción de
la novela en que Carol y Therese ya están juntas, no las leí compartir nada más
que tragos, comida y conversaciones vacías sobre el amor o la injusticia de que
un detective privado, enviado por el – en proceso de ser – ex marido de Carol,
las estuviera persiguiendo. ¡Carol ni siquiera apreciaba el trabajo de Therese
como diseñadora de escenografías teatrales! Sin embargo, el amor de Therese era
fiel, ferviente, incondicional. Lo anterior hacía que regularmente me dieran
ganas de abofetear a Therese y gritarle BUSCA UNA BUENA MUJER THERESE, pero por otro
lado no podía dejar de empatizar con ella porque a mí (y a tantas otras
personas más) me pasó lo mismo la primera vez que me enamoré: me cegué.
4. Concluyendo
4.1.
¿Qué me pareció el libro?
Tomando en cuenta todo lo que he escrito a lo largo de esta larga reseña,
creo que no es difícil observar que hay muchos aspectos del libro que me
gustaron pero muchos otros aspectos que simplemente no. No es que dichos
aspectos me hayan parecido insatisfactorios, porque quisiera ser enfática en
que considero a ésta una muy buena y
satisfactoria pieza literaria, sin embargo, por buena, por bien escrita,
por bien desarrollada que estuviera, hay obras que simplemente no te gustan tan
hondamente como podrían gustarte o podrían gustarle a otros.
En este caso, creo que el elemento culpable de que “Carol” no me gustara
tanto a pesar de que es un buen libro
fue simplemente Carol, el personaje. Aunque no demuestra ser una mala persona y
es un personaje que termina jugándosela y dándolo todo por mantenerse fiel a su
amor por Therese a pesar de las persecuciones varias a las que se enfrenta por
hallarse en una relación homosexual, me pareció que no la valoraba suficiente y
que tampoco era un aporte significativamente constructivo a la existencia de
Therese. De hecho, y esta parte sólo la podrán leer las personas que ya hayan
leído el libro porque tiene mucho spoiler sobre el final del libro [spoiler] me
habría gustado que Therese se embarcara en una relación nueva con la actriz
lesbiana que identifica en ese cóctel al final de la novela, a regresar con
Carol que me caía mal [/spoiler].
Como anécdota, el mismo fenómeno de no gustar del libro por no gustar de
algún personaje que experimenté con “Carol” me pasó con “On the road” de Jack
Kerouak. Detesté tanto a Sal y su despreocupación y falta de empatía
generalizada que, aunque es un clásico,
un favorito de mis autores favoritos y un libro mundialmente reconocido,
todavía no lo puedo terminar: porque me caen pésimo sus personajes.
SIN EMBARGO, y este es un tremendo “sin embargo” porque lo que quiero decir
es muy importante, hay un elemento en
“Carol” que considero positivamente poderosísimo y es por lo mismo que no
puedo decir que el libro llanamente no me gustó, o llanamente no recomendarlo.
4.2. Mi parte favorita
El elemento que más me gustó de “Carol” y que lo vuelve un libro sobre el
que hablaré de aquí en adelante de forma muy apasionada es su condición de
libro LGBTQ. Esto me parece importantísimo, fundamental, inmenso, hermoso, por
tantos motivos que me atoro y las manos se me enredan intentando escribir todos
estos motivos al mismo tiempo.
Históricamente las personas no heterosexuales han tenido que sufrir el ser
reducidas a personas de segunda categoría. Son personas que no tienen los
mismos derechos que las personas heterosexuales por simplemente amar a alguien
que no es del género contrario. La sociedad se ha encargado de transformar en
un “tema” un fenómeno que se presenta de forma tan natural como el amor entre
un hombre y una mujer y ha obligado a demasiadas personas a tener que ser
valientes por algo que no merece valentía, a mantenerse en silencio por algo
que no merece silencio, a transformarse en héroes por algo que no debería
requerir heroicismo: simplemente amar.
Es por el mismo funcionamiento absurdo de la sociedad que las personas no
heterosexuales raramente pueden tener el gusto de ver una película o leer un
libro donde los protagonistas no sean heterosexuales, tal y como existió una
época donde simplemente no existían películas ni libros con protagonistas
negros. Sin estas creaciones culturales se invisibiliza aún más a personas
perfectamente estándares y normaliza la idea de que tanto los no heterosexuales
(tal y como alguna vez lo fueron los negros) “no son normales”.
Es por lo anterior que siento que libros como “Carol” son tan importantes. Porque visibilizan a
la comunidad LGBTQ, porque visibilizan tipos de amor que no son heterosexuales,
porque universalizan el concepto del
amor, porque le dan la oportunidad de verse reflejados en una obra a un grupo
de personas que, a pesar de las mentiras que ha querido esparcir la sociedad, no es una minoría sino que es un grupo
tan extenso y válido como las personas heterosexuales. Y por otro motivo más:
porque también visibiliza las injustas dificultades y los injustos tormentos por los que personas no heterosexuales tienen que
pasar para poder vivir de forma honesta consigo mismos, tal y como le ocurre a
Carol en la novela.
Considerando también que la sociedad ha transformado en un “tema” el no ser
heterosexual, este tipo de libros entregan también reafirmación, calma,
compañía, apoyo y un medio a través del
cual identificarse a las personas que tienen que atravesar el complejo
proceso de descubrirse de forma distinta a la que la sociedad ha clasificado
como “normal”.
Libros como “Carol”, películas como “Carol” y tantas otras obras que están
comenzando a visibilizar a la comunidad no heterosexual son herramientas del
progreso, son herramientas de educación; y tan sólo aquella mera característica
transforma a “Carol” en un libro que es notable, que es grandioso y que todos deberían leer; todos, todas y
todes.
5. Resumen
Antes de publicar este escrito se lo mostré a una de mis mejores amigas y
me comentó que después de leer la reseña quedaba un poco con la sensación de
que “Carol” no me había gustado pero lo recomendaba meramente porque es un
libro que aporta al ser un libro que lidia con el tema de la homosexualidad. Le
expliqué que eso no era exactamente lo que estaba intentando comunicar y después de conversar un poco al respecto y aclararle mi visión,
me aconsejó ser un poco más enfática con mi evaluación final del libro. Aprecio
mucho los consejos de esa amiga y es por ello que me decidí a hacer este breve
resumen final para intentar dejar lo más claro posible las ideas fundamentales
de este escrito y el mensaje principal de él.
Primero podríamos decir, en pocas palabras, que hay dos formas de ver
"Carol": 1. como una novela común y corriente y 2. como una novela
LGBTQ. Como novela común y corriente el libro es bueno y quisiera ser muy enfática en ello; está bien escrito,
está bien desarrollado y es coherente consigo mismo. Como libro LGBTQ también es bueno; está bien escrito, bien
desarrollado y siento que entrega un testimonio consciente y realista.
Como novela LGBTQ el libro me encantó y me pareció grandioso porque no
puedo ignorar el aporte que es a una sociedad como la nuestra, pero como novela
común y corriente no me gustó. Ojo
que el hecho de que “Carol”, como novela común y corriente, no me gustara, no
se dio porque fuera un mal libro, sino que simplemente porque la forma en que
está escrito no me acomodó y una de sus protagonistas no terminó de caerme bien
(a mí, a Cata, Catalina, Catacronopio). Pero el libro en su totalidad, tanto
como novela común y corriente como novela LGBTQ, es bueno y tiene mucho potencial para ser del gusto de muchas
personas. Es por lo mismo que insisto en
recomendarlo a pesar de cualquier componente que podría no haberme gustado
del libro: porque es bueno como novela común y corriente y porque además es un
aporte como novela LGBTQ. Porque me haya gustado a mí o no es un
buen libro.
Acabo de terminar de ver la película y, en general, creo que fue una buena
representación visual del libro. Claramente se tuvo que modificar varias
escenas y varios detalles para poder darle coherencia a una versión reducida de
la novela, pero creo que se conservó la esencia: la relación entre Therese y
Carol está bien representada (tan bien representada que los mismos aspectos que
me molestaron en el libro, me molestaron en la película) e incluso esa
sensación brumosa y de “saltos oníricos” sobre la que hablé en la reseña parece
estar presente en la cinematografía de la película. Siento, también, que se
reflejó bien la personalidad tensa de Carol y la ingenuidad vulnerable y
juvenil de Therese.
Lo único que se me hace un poco extraño y me intriga es cómo se habrá
entendido la relación entre Carol y Therese para las personas que vieron la
película y no leyeron el libro. A pesar de que todo ocurría de forma apresurada
en la película, logré entender lo que estaba pasando al interior de las
protagonistas porque lo había leído, porque el libro ahonda extensamente en el
desarrollo paulatino de la relación entre Carol y Therese, pero en la película
me da la sensación de que un día las protagonistas se conocen y a los pocos
días se aman. En la película no se ahonda en Therese, no se ahonda en su
perspectiva y tampoco se ahonda en sus sentimientos por Carol previos a toda
confirmación de la reciprocidad de ellos.
Lo anterior fue precisamente algo que extrañé: la película se concentra
muchísimo más en Carol y el conflicto que ella experimenta en lugar de Therese,
que es lo que ocurre en el libro. Fue interesante poder observar más de Carol,
de todos modos. Siento que además desarrollar el conflicto de Carol le permite a la película
entregar un mensaje más importante y más poderoso porque se concentra en el
hecho de que le quieren quitar a su hija por la “inmoralidad” de su relación
homosexual, pero extrañé la historia de Therese; extrañé sus antecedentes y su
vínculo con otros personajes además de Carol. El final también me pareció un
poco menos emotivo que el final del libro y un poco más apresurado.
Hace tiempo que no leía un libro justo antes de ver la película y tengo la
sensación generalizada de que en ésta todo ocurría demasiado rápido para lograr
ser lo suficientemente preciso, sin embargo, creo que es una sensación normal y
que no se puede pedir más considerando que una película no puede durar más de
dos horas y tanto. En general, la película me pareció una representación bella
y respetuosa, especialmente hermosa por la cinematografía, pero creo que me quedo
con el libro por los detalles que, al menos en este momento, parecen demasiado
importantes para aceptar su omisión en la película.
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